¡IMPORTANTE! Poderoso narcótico
Se recomienda sea leído por etapas
Madrid, 23 de Abril de 1940
Inolvidables Teresa y Francesca:
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Dejando, pues a parte todo esto, debo deciros que las “fotos” me gustaron mucho y en cuanto a mi físico en la pequeña quedé con una cara realmente ¡apolínea! En cuanto al aspecto del paisaje parece que nos encontramos acampados en el desierto del Sahara o en plena estepa siberiana y eso me hace quedar mal ante los naturales de la estepa castellana, que me preguntan si eso es la ponderada exuberancia de nuestra Cataluña . Después de deciros que me gustaron las “fotos”, parece que os esté haciendo una crítica rabiosa. No, lo cierto es que quedaron muy claras y que los protagonistas del “drama” quedaron todos muy aceptables, y era esto lo que interesaba.
La excursión a
Guanta me dejó con muchas ganas de volver a hacer otra muy pronto, que
no dudo tendrá al menos el éxito de aquella. Ya me contareis si es
que hacéis alguna otra durante estos días.
Os he enviado una
postal del “Retiro” para que veáis que por Madrid también
disfrutamos de paisajes más o menos naturales, con árboles de verdad
y lagos con pececitos de colores. Los domingos por la tarde se pasean por
aquí verdaderas bandadas de nodrizas con las respectivas criaturas,
las cuales mientras las primeras cortejan, disimulan y se entretienen
tirando pan a los peces. El estanque queda a esta hora cubierto de
papeles, envoltorios de meriendas, al mismo tiempo que los
propietarios de los bares al aire libre hacen el agosto y los
vendedores ambulantes, se desgañitan anunciando sus mercancías:
“Hay pipas, tostás y salás!!!...” “¡¡Al rico helao!!”
“Tortas, suizos y pichis”, ¡¡mire que ricos!!”.
No obstante esta
clásica estampa madrileña, más típica que agradable, hay otras
horas que el parque tiene muchos atractivos que invitan a dar un
paseo.
Una novedad de
interés: podéis ir al cine descansadas, que ya no hay “Baile de
ramos”, (Al menos aquí).
Y
hablando de cine, el otro día descubrí un cine ideal para nosotros,
(nosotros somos los soldados). Está situado en el suburbio-barrio de
“Vallecas “, uno de los más extremados extremos de la capital, y
digo que es ideal en cuanto al módico precio y más extensos
programas que en los de los lugares céntricos. En los restantes
aspectos, psé, psé... La entrada recuerda una de aquellas barracas
de feria, donde lo que ocupa el lugar presidencial es la “taquilla”
y son visibles hasta cosa de kilómetro y medio los precios con el
correspondiente subsidio. Con el compañero que iba nos aproximamos a
aquel tenebroso agujero e interrogamos al “taquillero” (no
disponían de esta cosa ornamental que son las “taquilleras”)
sobre que filas quedaban vacías, comunicándonos que podíamos
escoger la que realmente nos diese la gana. Después de pasar a ser
propietarios de dos de aquellos mágicos papelitos que se suelen
llamar entradas, fuimos a visitar un poco las características del
barrio, que tiene un parecido más o menos aproximado a Shanghái o
Sant Quirze, y una vez creímos llegada la hora oportuna de empezar
el espectáculo fuimos a meternos en el distinguido “Cine Frutos”;
este es su nombre. Atravesada la cortina que nos separaba del mundo
exterior encontramos dos acomodadores que en acalorada discusión
comentaban la desaparición de un tercer acomodador lo que les ponía
en un angustioso problema; por tanto los dejamos en la búsqueda y
persecución del mismo y nos acomodamos nosotros solos. El interior
del local correspondía al aspecto de fuera, pero aunque de reducidas
dimensiones pudimos ocupar un lugar estratégico. El resto de los
espectadores se componían de las siguientes variedades: mujeres con
criaturas, hombres con criaturas, o hombres y mujeres con criaturas y
criaturas solas. Esto hasta el 50%; el otro 50% estaba integrado por
parejas de enamorados, convenientemente camuflados por ángulos a
media luz, y por soldados, entre ellos nosotros dos. Para amenizarnos
el espectáculo y llenar el silencio de la sala que resonaba a vacío,
el vecino de atrás, leía en voz alta a su acompañante los títulos
del film; el de más allá le contaba que si este era el “chico”
y que ahora saldría el “traidor”; las criaturas menores de tres
años lloraban a coro cuando aparecía en escena el “Boris
Karlofff” ( con tres “efes” hace más efecto), los mayores
silbaban y aullaban cuando la “chica” era salvada por el “bueno”,
y todo el mundo, todo el mundo, (¿lo calificaréis de inmodestia si
os digo que “nosotros” dos éramos una excepción?) roía “pipas”,
la clásica comida madrileña, produciendo el ruido normal que
producen las mandíbulas al chocar entre sí.
Pero, vaya, como
que el programa estuvo bien y salimos satisfechos no hubo derecho a
reclamación.
Es posible que
digáis que no hay derecho a ensuciar tanto papel para deciros todas
estas tonterías, pero, ¿ creéis que un soldado puede contar alguna
cosa interesante? Si, podría explicaros todavía, que ayer comimos
garbanzos, que hoy hemos comido garbanzos, que mañana comeremos
garbanzos y que hace ya X? meses que comemos garbanzos y que el día
que no podamos comerlos puede ser que los encontremos a faltar de tan
amigos como nos hemos hecho. Todos nuestros ideales y preocupaciones
se reducen a pensar si la carne será hoy más o menos dura y si nos
tocaran dos trozos de más o tres de menos. Toda una perspectiva....
Como ya sé que
sois comprensivas y que os haréis cargo, por eso me aprovecho.
Estoy ya
esperando carta de Lluís pues le contesté ya hace días la suya.
Supongo que habrá ido recibiendo las vuestras que se habían
retrasado.
Teresa,
Antonieta me informo de tu nueva colocación; me gustaría mucho que
fuera de tu agrado y que resultase bien, ya que con una colocación
fija puede ser que ya no tendrás que pasar tantas angustias. Y el
asunto de las gorras, ¿No lo has continuado? Ya me
explicarás un poco tus nuevas ocupaciones. A ti Francesca supongo
que no debe haberte variado casi la situación.
Os ruego que si
veis a Carmina le deis recuerdos de mi parte, así como a su
hermano o algún otro componente de la excursión. Saludar también,
como es natural, a vuestra familia.
En espera de
nuevas vuestras, recibid un fuerte apretón de manos de vuestro amigo,
Florencio
1) . En el lugar
ocupado por la rayitas va el párrafo destinado a desear buena salud
como es la mía. (G.a D.) y a disculparme por la tardanza, etc. etc.,
que como ya lo pongo en cada carta no es necesario que lo repita. -
N. del T.