Aguas de Ribes, 26 Noviembre 1938
Amiga Francisca:
Creo que ya debes estar informada de mi estancia en el hospital de
Ribes, donde por suerte estoy solamente a causa de una muy leve dolencia
en las piernas.
Aunque mi vida en el
frente no ha sido hasta ahora muy dura en comparación con la de
otros soldados, me parece un sueño ideal poder vivir lejos del ruido
aborrecedor de la metralla y sin tener que contemplar el vuelo de los
pájaros destructores, durmiendo en una cama bien cómoda y servido
amablemente a todas horas.
Además, este es
un bellísimo paraje cubierto de prados verdísimos regados por el
agua cristalina de juguetones riachuelos, donde abrevan los rebaños
que pastan pacíficamente en la hierba tierna. Destacándose sobre la
típica población de Ribes se ve la famosa montaña de Nuria y el
rumoroso río Freser que atravesando el pueblo baña los pies de las
casas y acaba haciendo atractivo el paisaje. Me parece que tanto a ti
como a Teresa, tan amantes del excursionismo, os gustaría mucho este
rincón de Cataluña. Muchas mañanas en que las montañas lejanas
aparecen cubiertas de una tupida capa de nieve pienso como
disfrutaríamos si pudiésemos ir a tirar bolas de nieve como el año
anterior en Sabadell. Por cierto que así no haría falta
entretenernos en buscar donde hay más espesor.
Confío que si me
escribes seguirás contándome las actividades de la Federación que
no dudo continuaran con éxito.
Deseo también
que progreses fuerte en tus estudios en el Instituto Obrero, que
deben ser muy interesantes.
Si es que me has
enviado alguna otra carta a la antigua dirección de la compañía,
creo que mis compañeros ya me la reenviarán aquí. Ya te lo diré
si es el caso.
Mientras espero
con impaciencia nuevas tuyas, recibe un cordial apretón de manos de
Florencio
Mimó
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