viernes, 8 de marzo de 2013

Florenci Mimó 13 de mayo de 1939




Vitoria, 13-5-1939

Buenas amigas Teresa y Francisca: Pensareis que soy un olvidadizo y que no me acordaría ya más de contestaros, pero podéis estar seguras de que ha sido una pena para mí no poderlo hacer antes y ahora lo hago con verdadera alegría, ya en plena libertad de acción.
Vuestras cartas fueron para mí un gran consuelo en la vida monótona y aislada del campo donde eran estas las únicas alegrías que se recibían.
Ahora ya libre por fin, la vida tiene nuevos alicientes, aunque como mortales que somos nunca estamos contentos y siempre deseamos más de lo que tenemos; mi anhelo es ahora poder venir muy pronto, por lo menos con permiso de unos días y poder hablar de nuevo de las cosas que nos gustan.
En Santander pasé unos días muy buenos, libre completamente pudiendo visitar todo lo digno de interés de la capital Montañesa, como llaman de la provincia sus nativos. Conserva todavía algunos caracteres bastantes típicos y es frecuente ver por la calle pesadas carretas de bueyes y calzando sus madreñas las mujeres, que acostumbran también a ir montadas en sendos borricos por las más céntricas vías; las pescaderas vocean por las calles sus mercancías con plañideros gritos que parecen algunas veces fúnebre canto, especialmente por los alrededores del muelle donde la llegada de las barcas pesqueras es una abigarrada mezcla de compradores y vendedores.
Es muy atractiva la aristocrática playa y paseos del Sardinero, llenos de jardines cara al mar donde las horas transcurren veloces, contemplando el vaivén de las aguas restallando espumosas en la costa.
En Vitoria ya no hay tanto tiempo para dedicarse a la vida turística, pues no son muchas las horas que deja libres la vida del cuartel; sin embargo aquí tampoco hay muchas cosas a visitar, si no es contemplando los escaparates que van muy bien cuando menos para alegrar la vista, como tu Francesca dices.
¡Qué lástima, Francesca, que no puedas seguir por ahora tus estudios a los que con tanto afán te dedicabas! Yo siento también muchos deseos de estudiar algo para aprovechar el tiempo y en cuanto pueda venir voy a llevarme algunos libros.
¿Y tú, Teresa, tampoco debes poderte dedicar a tus queridos niños? Contadme vuestras ocupaciones en la próxima pues tengo grandes deseos de saber de vuestra vida.
Ojala podamos tener bien pronto noticias de Luis y de Mª Mercedes, a la que ya escribí, y si las tenéis primero vosotras ya me las comunicareis.
Teresa, guardo como una reliquia el libro que me prestaste y si no me suceden nuevos percances confío podértelo devolver sano y salvo, que su propietaria ya debe haber perdido las esperanzas de recobrarlo.
Esperando con impaciencia la vuestra se despide por hoy vuestro incondicional amigo.

Florencio.


Vitoria, 13-5-1939
Batallón de Montaña
Flandes nº 5 – Agrup. del 41
7º Cia. Vitoria
(Álava)

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