Madrid, 4 de
Septiembre de 1.939
Amigas: No
me siento con rencor suficiente para poneros una penitencia por
vuestro GRAVÍSIMO delito de haber tardado “tantísimo” (!)
tiempo en escribirme.
No, la
espera está compensada por la esplendidez de vuestras letras y la
alegría que me producen y además comprendo -por haberlo
experimentado- que no siempre el estado de ánimo está en buenas
condiciones para ponerse a escribir.
De Mª
Mercedes me alegro que se tengan algunos indicios, aunque sean leves
por ahora, y confiando poder saber de ella más ampliamente. Si es
que otras nuevas os llegan ya sé que no dejareis de comunicármelas.
Con la
descripción de vuestras excursiones, me parece que puedo participar
algo de ellas yo también y parece que estoy viendo todavía estos
lugares tan familiares y dónde tan buenos episodios pasamos juntos.
Yo el pasado domingo entré también algo en contacto con la Naturaleza al alejarme por unas horas de la ciudad. Fui con un amigo al Pardo, pueblecito distante de aquí unos 10 quilómetros, siendo el motivo visitar y llevar unos objetos a un compañero de dicho amigo mío, que se encuentra en un batallón de trabajadores. Fuimos en un coche de línea que hace este trayecto no siéndonos muy difícil encontrar al que buscábamos. Yo, que me he encontrado en situación semejante, pude comprender la alegría enorme que experimentó al recibir la visita de un conocido que le transmitiese unas palabras de su casa. Estando en esta situación se puede comprobar la importancia de la libertad a la que no hay nada inigualable.
Yo el pasado domingo entré también algo en contacto con la Naturaleza al alejarme por unas horas de la ciudad. Fui con un amigo al Pardo, pueblecito distante de aquí unos 10 quilómetros, siendo el motivo visitar y llevar unos objetos a un compañero de dicho amigo mío, que se encuentra en un batallón de trabajadores. Fuimos en un coche de línea que hace este trayecto no siéndonos muy difícil encontrar al que buscábamos. Yo, que me he encontrado en situación semejante, pude comprender la alegría enorme que experimentó al recibir la visita de un conocido que le transmitiese unas palabras de su casa. Estando en esta situación se puede comprobar la importancia de la libertad a la que no hay nada inigualable.
Después
aprovechamos para darnos una vuelta por el pueblo y los alrededores,
que me resultó agradable ya que este lado es uno de los más
privilegiados que circundan Madrid. Hay muy escasas casas, pero las
calles son limpias y sombreadas con abundantes arboledas; tiene un
imponente edificio mezcla de palacio y fortaleza donde en pasados
siglos se trasladaba en las épocas de calor la corte de Madrid. Pasa
por allí también el diminuto Manzanares hasta dónde se largan las
gentes de la capital que no caben en las piscinas o playas
artificiales. Pasamos unas horas bien agradables en esa excursión
que nos abrió además un apetito formidable a prueba de lentejas.
Por lo
demás sigo haciendo la misma vida que no me aburre porque es cómoda
y bastante variada.
Hace unos
pocos días recibí la visita de las primas y tíos de María-Ana que
estaba de paso por esta ciudad y ya me notificaron que os había
ido a visitar.
Tengo que
decirte, Francesca, que me gustó mucho el verso de tu amiga, y si no
fuese por el secreto te encargaría la felicitases, pero en este caso
resérvate tú mi opinión.
(En francés) Hasta
pronto.
Florencio
A pesar de la dolorosa importancia del suceso no os hablo nada de la guerra, pues bastante se ocupan de ella los periódicos. Sólo me queda desear que no lleguen hasta aquí las fatales consecuencias.
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