Madrid, 17 Julio 1939
Año de la Victoria
A Teresa y Francesca:
Inapreciables amigas: He tardado un
poco a comunicaros mi nueva dirección, de la que sin embargo os
supongo ya enteradas, porque esperaban me remitiesen alguna carta
vuestra desde Leganés, pero como casi todo el mundo se ha marchado
de allí, creo las habrán devuelto todas.
Teresa, debo expresarte ante todo mis
grandes deseos de que puedan realizarse pronto vuestros proyectos con
Luís. Experimenté mucha alegría cuando Antonieta me comunicó que
habías encontrado una solución adecuada para uniros. ¡Qué la
dicha más completa corone vuestras esperanzas!
Yo he tenido mucha suerte de poder
entrar en estas oficinas del Metro donde estoy como pez en el agua.
Bien es verdad que al revés de lo malo a lo bueno nos acostumbramos
pronto y ya casi no me acuerdo de aquella vida absurda y mecánica
que es la vida de cuartel; acostarte, comer, levantarte, andar … Y
hasta casi pensar al son de una trompeta; las constantes formaciones
y el invariable marcar el paso, y tantas otras pequeñeces que son
pesadas de soportar.
¡Qué alegría eso de que te
despierte un rayo de sol, teniendo tiempo de desperezarte o libertad
de levantarte antes si viene de gusto o no tienes sueño! Comer como
persona en buena mesa y plato individual, y con derecho a echar una
bronca al cocinero si la comida es sosa o salada.
Y luego a la salida de la
oficina, cuando todo el mundo pasea, retratada en el rostro la
satisfacción del trabajo cumplido, es magnífico andar por las calles
anchas y transitadas, siempre con nuevos detalles agradables a
contemplar.
Excepto los alrededores que fueron
destruidos por la guerra todo me gusta de Madrid.
Ayer fuimos con otro muchacho a dar
una vuelta por las fortificaciones de la Ciudad Universitaria:
aquellos parajes que fueron reino de la muerte, todavía sembrados de
alambradas, trincheras y desolación, se ven ahora llenos de bares
ambulantes y puestos de helados, con infinidad de gente paseando, y
amorosas parejas que se cuentan sus secretos a la sombra de los
parapetos.
Recibid el cordial afecto de vuestro
amigo
Florencio.
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