lunes, 28 de julio de 2014

Francesc Raspall 13 de Febrero de 1940

 

 
 
HOSPITAL MILITAR DE
IRALABARRI
BILBAO Bilbao 13 de febrero de 1.940
A Francesca Lladós
Sabadell.
Querida y como siempre inolvidable amiga: te pido perdón antes que nada, por el retraso en contestarte, justificado por cierto, más que la anterior. He pasado cerca de cuatro semanas en la cama; una fuerte gripe me ha tenido sin poderme levantar. Hoy es el segundo día que me levanto y me veo con fuerzas para escribirte. Perdóname también, las muchas faltas que entre estas letras encontrarás, a causa de haber dejado de practicar la escritura catalana.
Como consecuencia de la enfermedad no he tenido ocasión de salir, y por lo tanto no tengo muchas cosas para contarte. Sin embargo procuraré ser un poco extenso, para corresponder así a la tuya.
Creías, según dices, que iba con permiso… No has acertado y lo siento mucho… En fin, paciencia que es la madre de la c….
Me gustan, y acepto los consejos que me das. Creo efectivamente que son acertados y procuraré seguirlos, a pesar de ser un poco difícil. Es cierto que un instante solamente, puede cambiar por completo nuestra vida, y hay que vivir intensamente el presente. Yo no puedo hacerlo, pues actualmente no me pertenezco a mi mismo; no soy libre de mis actos, ni tan solo puedo exponer mi opinión. La Patria me necesita y hay que hacerlo así.
Como te decía en mi última, el traslado al Hospital Militar de Iralabarri, ha motivado un cambio de vida, y por cierto, más provechosa que antes. Aquí tenemos los mismos beneficios. La comida no es tan abundante, pero es mejor y mejor cocinada; nos han aumentado el sueldo, ahora cobramos unas cincuenta pesetas al mes, que unidas a otras tantas que me envía la familia, me permite darme algún gusto, al que antes tenía que renunciar.
Por aquí el frio es bastante intenso y la humedad muy alta, cosa que propicia los resfriados y como consecuencia de estos, la gripe. A mí me ha dejado bastante delgado; he perdido cuatro quilos, a pesar de haber comido bien.
Creo que empiezas a aficionarte al baile, según tú te pasas algunos ratos bailando sola… yo también practico, y pienso que no seré tan “patoso”. Pero comprendo que el baile no es mi fuerte.
En la próxima ya te daré más detalles y haré lo posible para continuar mi “sección de información” pues por hoy no es posible hacerlo.
Nuevamente te ruego perdones éste retraso involuntario y las muchas faltas que en la presente encontrarás.
Recibe junto a mi aprecio, un fuerte apretón de manos de
Francesc
Mi nueva dirección:
Jefatura de Sanidad Militar de Vizcaya
Hospital Militar de Iralabarri
BILBAO


viernes, 25 de julio de 2014

Francesc Raspall 12 de Enero de 1940




HOSPITAL MILITAR
DEL
GENERALÍSIMO FRANCO
BILBAO
12 de Enero de 1.940.
Srta: Francesca Lladós Castellet
Sabadell
Apreciada amiga: A su tiempo recibí la tuya, la cual contesto con un poco de retraso, lo cual tendrás de perdonarme.
Hay una causa que seguramente puede justificarme un poco. El cambio de dirección. Te contaré. El Hospital en que estaba antes, ya no existe, nos han trasladado a otro. Iralabarri se llama, como comprenderás, con el trajín del traslado, a más el organizar de nuevo la documentación, expedientes, etc; nos ha representado un poco de trabajo, tanto así, que nos hemos pasado poco más de diez días sin salir a pasear. Ahora ya de vuelta a la acostumbrada normalidad, me apresto a escribirte.
Pocas cosas tengo hoy por contarte. Estoy de guardia en la oficina. Fuera está nevando. El frio se deja sentir bastante; parece que el Año Nuevo ha venido con mucha frescura. ¡Año Nuevo!, vida nueva… ¡quién no ha hecho al principiar el 1940, sus planes, sus proyectos, para emprender una vida nueva!... Yo también los he hecho… Al transcurso del tiempo, se agravan más los problemas de lo que ha de constituir nuestra vida futura. Tengo frente a mí, la perspectiva de unos ocho o diez meses más de “mili”, perspectiva que no me asusta, pues como sabes estoy en un buen destino. No obstante no deja de preocuparme el que con mis 21 años próximos a cumplir (el día 14 de éste mes), sin oficio ni carrera acabada, tenga que afrontar nuevamente dentro de poco menos de un año, los problemas y las preocupaciones de la vida civil… Claro que podré entrar a trabajar en un Bar, del cual mi padre es socio capitalista, pero no me resigno, aún cuando mis estudios son pocos e incompletos, a ser un triste camarero toda mi vida. Tu sabes que en éste mundo, todos ambicionamos algo… y natural es que yo también lo ambicione. Veremos si con voluntad, que no ha de faltarme (aunque esta a veces de poco vale), puedo salir airoso…
Perdona éste pequeña expansión, es quizás propio del ambiente en que vivo.
De la tuya te diré que no me ha extrañado tu retraso, más cuando ya estaba advertido con anterioridad. Me entusiasma la idea de verte ocupada como dices, y más si cabe, en una labor que haces a gusto.
Me dices que la disminución de tu correspondencia es de tan ínfima importancia para nosotros, que casi podríamos calificarla de nula. Para los otros, no sé que representará, pero para mí es de tan gran importancia, que de perderla, me sentiría tan apenado, como con la pérdida de un hermano.
Referente al programa de las “fiestas pasadas me limitaré a decirte que no lo he pasado del todo mal, pero como en casa tampoco, ni mucho menos.
Por hoy no te haré mi acostumbrada sección de “información”, pues el sueño ya empieza a apoderarse de mí; son las once y media, y la cama me aguarda.
Recibe un afectuoso saludo, que espero hagas extenso a tus familiares, de éste tu amigo incondicional
Francisco Raspall
Ni nueva dirección:
Jefatura de Sanidad Militar de Vizcaya
B i l b a o

Perdona las faltas de la máquina, pues he cambiado y aún no la conozco muy bien

viernes, 4 de julio de 2014

Francesc Raspall 1 de Ocubre de 1939

 


 
 
Francisco Raspall Ventayol
BILBAO a 1 de octubre de 1.939 –AÑO DE LA VICTORIA.-
A Francesca Lladós
SABADELL.-
Amiga de siempre:
Recibí la tuya del 22-9, y hoy que tengo un rato disponible me apresuro a contestarla.
Veo, es decir, leo, que no estás en Sabadell, cosa que si como dices es por tu bien, me alegra.
Me hablas de la Naturaleza: te envidio. Yo no tengo muchas ocasiones de salir a respirar “el airecillo dulce y agradable que nos reconforta” (¿recuerdas…?). Créeme que me encantaría poder contemplaros por entre los avellanos, con los “típicos” pañuelos anudados a la cabeza, y la satisfacción, que supongo, debe pintarse en vuestros rostros.
Referente a la parte menos romántica y más positiva de que me hablas, te diré que “las rosas son bonitas y olorosas, pero tienen espinas”… así que adelante y ánimo, que en esta vida hay que saber conformarse.
Antes de seguir y para tu tranquilidad te diré que ya no estoy tuerto… cuando empezaba a acostumbrarme a mirar con un solo ojo, me quitaron el parche.
Por tus sueños no te preocupes mucho; quizás algún día lleguen a realizarse (yo así lo creo).
Me parece verte con el cesto al lado y el podador en la mano, recogiendo la uva, y quizás comiendo más que recogiendo, pues así me lo hace creer tu “¡Que alegría!. ¡Allí sí que voy a satisfacer mi estomago de uva!”
No puedo contarte muchas cosas de por aquí, pues se nos han cerrado dos Hospitales de la Provincia y el poner en orden el fichero, expedientes y demás documentación, nos ha privado durante varios días de salir, no obstante algo te contaré.
Adjunto te envío un “pequeño” dibujo (si es que se le puede llamar así), pequeño en dimensiones y en arte, en el que de una manera no muy exacta, podrás ver uno de los puentes que se extienden a lo largo de la Ría. Construido en su mayor parte por traviesas de hierro, esos puentes tienen por objeto facilitar el paso de la ría a las personas y carruajes, sin que por eso sean estorbo para las embarcaciones de más o menos tonelaje que surcan las aguas de dicha Ría.
Hace cosa de un mes, junto con dos compañeros, hice una pequeña excursión. Fuimos a la Ermita de San Roque, que en ocasión de ser su Patrón celebraban una “jira”. Llegados allí, después de unos tres cuartos de hora de camino, yo poco conocedor del terreno, me perdí entre la gente. Andando y a fuerza de codos, pude salir de entre el barullo y alejarme. Subí a un montículo de escasa altura, desde el que pude contemplar la magnificencia del paisaje. Sentado, cabizbajo y meditabundo, pensaba… en mis pensamientos… ¿Qué es lo que debo ser yo, en una mañana no lejos?, me preguntaba. Mi mirada vagaba en el vacío, posándose aquí, allá, al mismo tiempo que interrogaba aún. No obtuve respuesta… un escondido riachuelo que serpenteando iba a morir en la Ría; unos pinos movidos por el viento dejaban oír un murmullo, como un lamento… Recordé los tiempos pasados, nuestras alegres excursiones ¡cuando aun estábamos todos!... ¡cuán distinto y cambiado me encuentro ahora!... ¡cuán solo!... Una bandada de pájaros, con sus alegres trinos, me despierta de mi letargo. ¡Ellos son felices!... Les envidio. No entienden ni sufren las miserias de esta vida… viven alegres… A mi vera, todo respira a primavera… y yo me asemejo al otoño. ¿Cuánto tiempo estuve así? No lo sé ni me di cuenta; me llaman; mis compañeros me han encontrado. Como un autómata me levanto. Vienen con unas amigas suyas; “hemos bailado”, me dicen… Entonces despierto… ¡Mi alma había regresado de un largo viaje, por la región de los sueños! Estaba de nuevo en éste mundo…
Pasé una tarde que no olvidaré nunca.
Bueno amiga, por hoy, no más, y es a pesar mío créeme, es a pesar mío repito, que pongo fin a mis letras. En mi próxima quizás me encuentre en un estado de ánimo que me permita presentarme como “mi otro yo”.
Recibe un cordial saludo, que ruego hagas extenso a tu hermana y familia.
Francisco Raspall
P.D. ¡El permiso se acerca!...