Alcalá, 13 de Julio de 1942
Señorita Francesca Lladós
Sabadell
Querida amiga: Con mucha alegría he
recibido tu esperada carta y enseguida decido enviarte cuatro líneas
para que veas que no soy tan afortunado como piensas.
Perdona, si en un momento de
euforia producida por conocer mi traslado a Sabadell, te hice una
carta estrambótica. Ahora las circunstancias me obligan a
retractarme de lo dicho.
No vayas a creer que yo sea de los
que obran a la ligera y que vivo de ilusiones, todo lo contrario, yo
tenía la seguridad de obtener el destino pero mis propósitos han
fracasado gracias a un caso de fuerza mayor que, dada su naturaleza,
no podré contarte con detalle pues al hacerlo incurriría en un
atentado a la más elemental discreción. Solamente te diré que
está relacionado con los acontecimientos que se acercan a Europa. Ya
debes saber que miles y miles de hombres al servicio de la causa
democrática se encuentran estacionados en las Islas Británicas, en
espera del momento oportuno para desencadenar sobre Europa el más
furioso vendaval bélico que registre la historia. Miles de aviones
se cuidarán de abrir paso a la Infantería en su devastador avance y
por allí por donde pasen estos nuevos Jinetes de la Apocalipsis no
quedará piedra sobre piedra. Ahora bien, ¿Cual será el lugar
escogido para poner pie en el Continente?. Misterio, muchos lugares
presentan condiciones favorables para emprender tal empresa, y entre
ellos está en lugar prominente Portugal y España.
Eso quiere decir que hay que
prepararse para hacer frente a cualquier contingencia. España tiene
que reforzar su potencial aéreo y lo hará con material germánico.
Esto quiere decir que los que conocemos este material estaremos muy
cotizados y ahora se empieza a ver, pues cuando ya tenía el nuevo
destino en los dedos me ha volado, ya que estoy destinado a
desempeñar otras empresas de más envergadura. Dentro de un mes, si
no hay novedad, vendré con permiso y entonces ya te daré más
detalles . Alguien se ha cuidado de tomar mi nombre y después he
podido saber que tanto puedo ir a Francia a buscar material como al
frente del Este a tomar las aguas.
Como puedes ver no soy tan
afortunado.
En cuanto a la conveniencia de mi
nuevo destino he de decirte que allí, seria para mí la máxima
felicidad pues además de procurarme el vivir al lado de mis padres,
podría conseguir la máxima perfección profesional, pues además de
trabajar en el montaje y prueba de motores habría podido estudiar en
la Escuela Industrial de Terrassa. No habría volado pero no es el
volar lo que me asegurará la “manduca” del mañana.
A pesar de que yo tengo un concepto
muy elevado de lo que es la Familia y de que mis padres se desvivan
por mí, no es esto suficiente para hacerme dejar mi ruta por
razones del destino. Son las ganas de aprender y vivir como un hombre
lo que me ha hecho pedir este destino.
Como tú muy bien dices en este
párrafo de tu pesimista carta, no hay nada constante ni seguro en
este mundo, y lo que me acaba de suceder da gran fuerza a tus
palabras.
Y ahora tengo que pedirte perdón,
Francesca, por haber hablado en primera persona como si tú no
existieses, y haciendo honor a la verdad no he hecho nada, por mis
grandes deseos de contarte todo lo que me pasa; perdona, pues y deja
que pase a expresarte mi gran extrañeza ante el hecho de recibir tu
carta escrita en términos propios de una desengañada para quien la
vida ya no tiene ningún atractivo.
¿Qué te pasa? ¿Te ha hecho
algo “aquel de Astorga”? ¿O es que te ha ocurrido algún
percance?
Sea lo que sea no creo que valga
la pena concederle tanta importancia, hasta el extremo de hacerte
sentir más pesimista que una madre de familia numerosa a quien no
llegan los recursos. Tengo la pretensión de figurar entre los amigos
tuyos que gozan de toda tu confianza, así como tú tienes la mía y
por lo tanto te pido si quieres contarme cuales son los motivos que alimentan tu
aflicción.
Espero, pues, que quieras
escribirme una carta más extensa contándome si te ha ocurrido algo
desagradable pues quien sabe si yo podré ayudarte en alguna cosa.
También yo he pasado por periodos
de la vida que han deprimido mi espíritu pero siempre he hecho lo
posible para alejarme de ellos.
Querría que me enviases, junto
con una nueva, aquella carta de la cual saques unas líneas que
sirvan de botón de muestra para hacerme cargo de tu inestable estado
de ánimo.
A lo mejor me equivoco, pero lo
que tu tienes es del corazón y eso es fácil de curar, pues sólo es
relativo. No obstante el corazón de una chica es muy sensible y las
pasiones que lo hacen latir son las que rigen la vida de su
poseedora, eso quiere decir que la curación es larga y delicada pues
siempre queda un recuerdo más o menos doloroso.
No seré más extenso para no
cansarte y por lo tanto solo te repetiré que desde ahora viviré
pendiente de tu carta y además quiero decirte que no te perdono esto
de que en la tuya me tratases “de según qué”.
Sírvete saludar a tu familia así
como a nuestros amigos comunes y en cuanto a tí recibe el afecto que
te profesa tu mejor amigo.
Ramón
No hay comentarios:
Publicar un comentario