Lugo, 1 de Febrero de 1943
Señorita Francesca Lladós
Sabadell
Querida amiga: Muchas veces
encontrándome solo creo oír unos sospechosos silbidos dentro del
oído que no tendría nada de particular que procediese de las
furibundas maldiciones que sin duda debes dedicarme como premio a mi
gran cara dura. ¡Pobre de mí!.... y pensar que soy inocente de todo lo
que tú me imputas...
En mi visita te prometí que
volvería a verte en un domingo, para hablar más extensamente y, por
mi parte disfrutar de un buen rato de agradable compañía. Aquel día
un amigo mío tuvo la ocurrencia de presentarse en la Iglesia con la
intención de unir sus destinos con el de su amada; no hace falta
decir que me era ineludible asistir al mencionado suicidio y éste fue
el motivo de mi infidelidad.
Pero, ¿y después? ¡Ah! Después
puedes creer que sentí una sensación inexplicable que me privó de
ir a Sabadell tal como era mi deseo. Quizás era una especie de dolor que lo que yo experimentaba, si dolor por pasar una tarde de domingo con una
chica a quien quiero y tener que conformarme aguantando su pasividad,
su desprecio y pasar sólo con aquella fría amistad que de
ninguna forma puede digerir mi corazón. Prefiero hacerte visitas
breves, visitas de ritual que no sean violentas para mí. Quizá dirás que soy un egoísta pero al corazón no se le domina
fácilmente.
Ahora vuelvo a reemprender el
contacto contigo y así seguiré indefinidamente.
Ya puedes ver que me encuentro en
Lugo donde llegué después de visitar Valladolid y León. El viaje
de León a Lugo fue muy emocionante pues nos sucedió un incidente que
habría podido tener consecuencias desagradables.
A la salida de León mi piloto
hizo una serie de exhibiciones espeluznantes que dejaron con la boca
abierta y el corazón encogido de emoción a quien tuvo la suerte de
presenciarlo. Puedo decirte que en toda mi vida de aviador no había
realizado nada parecido en peligro y espectacularidad, ¡ah! Pero
después vino lo bueno; tanto forzar los motores que uno de ellos
presentó una grave avería, tan grave que me obligo a parar el motor
en pleno vuelo para evitar males peores.
Imagínate la escena, el aparato
sobrecargado y volando a 3.500 metros y atravesando unas sierras
cubiertas de nieve, un motor parado y el otro trabajando de una
manera forzada debido al exceso de trabajo que se le requería, total
nada. Por suerte no sucedió nada y sin novedad llegamos a Lugo.
Lugo, como capital no tiene nada
del otro jueves pero, estomacalmente hablando puede compararse a la
abundancia que había antes de la guerra. La comida es baratísima y
la hay por todas partes. Excuso decirte que engordo de manera visible y
para darte una idea te diré que normalmente mi peso era de 55 kg. y
ahora peso 64 y con miras a aumentar. El clima es repugnantemente
húmedo pues siempre llueve, circunstancia que entorpece nuestros
placeres.
Como bellezas naturales pocas
tiene Lugo y entre ellas cabe destacar todo el valle del Miño.
Joyas arquitectónicas escasas,
una catedral mediocre y una muralla que rodea la ciudad. A todo lo
dicho añadir un puerto muy bonito y así ya tendrás una pequeña
idea de esta capital gallega.
Próximamente te seré mas
extenso, de momento solo me queda decirte que espero tus noticias.
Recibe el afecto de tu mejor
amigo,
Ramón.
P:D. Puedes escribirme a Lugo a:
“Fonda de Galicia”
Ronda Castillo, nº 24
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