lunes, 9 de diciembre de 2013

Ramón Batalla 1 de Febrero de 1943




Lugo, 1 de Febrero de 1943

Señorita Francesca Lladós

Sabadell
Querida amiga: Muchas veces encontrándome solo creo oír unos sospechosos silbidos dentro del oído que no tendría nada de particular que procediese de las furibundas maldiciones que sin duda debes dedicarme como premio a mi gran cara dura. ¡Pobre de mí!.... y pensar que soy inocente de todo lo que tú me imputas...
En mi visita te prometí que volvería a verte en un domingo, para hablar más extensamente y, por mi parte disfrutar de un buen rato de agradable compañía. Aquel día un amigo mío tuvo la ocurrencia de presentarse en la Iglesia con la intención de unir sus destinos con el de su amada; no hace falta decir que me era ineludible asistir al mencionado suicidio y éste fue el motivo de mi infidelidad.
Pero, ¿y después? ¡Ah! Después puedes creer que sentí una sensación inexplicable que me privó de ir a Sabadell tal como era mi deseo. Quizás era una especie de dolor que lo que yo experimentaba, si dolor por pasar una tarde de domingo con una chica a quien quiero y tener que conformarme aguantando su pasividad, su desprecio y pasar sólo con aquella fría amistad que de ninguna forma puede digerir mi corazón. Prefiero hacerte visitas breves, visitas de ritual que no sean violentas para mí. Quizá dirás que soy un egoísta pero al corazón no se le domina fácilmente.
Ahora vuelvo a reemprender el contacto contigo y así seguiré indefinidamente.
Ya puedes ver que me encuentro en Lugo donde llegué después de visitar Valladolid y León. El viaje de León a Lugo fue muy emocionante pues nos sucedió un incidente que habría podido tener consecuencias desagradables.
A la salida de León mi piloto hizo una serie de exhibiciones espeluznantes  que dejaron con la boca abierta y el corazón encogido de emoción a quien tuvo la suerte de presenciarlo. Puedo decirte que en toda mi vida de aviador no había realizado nada parecido en peligro y espectacularidad, ¡ah! Pero después vino lo bueno; tanto forzar los motores que uno de ellos presentó una grave avería, tan grave que me obligo a parar el motor en pleno vuelo para evitar males peores.
Imagínate la escena, el aparato sobrecargado y volando a 3.500 metros y atravesando unas sierras cubiertas de nieve, un motor parado y el otro trabajando de una manera forzada debido al exceso de trabajo que se le requería, total nada. Por suerte no sucedió nada y sin novedad llegamos a Lugo.
Lugo, como capital no tiene nada del otro jueves pero, estomacalmente hablando puede compararse a la abundancia que había antes de la guerra. La comida es baratísima y la hay por todas partes. Excuso decirte que engordo de manera visible y para darte una idea te diré que normalmente mi peso era de 55 kg. y ahora peso 64 y con miras a aumentar. El clima es repugnantemente húmedo pues siempre llueve, circunstancia que entorpece nuestros placeres.
Como bellezas naturales pocas tiene Lugo y entre ellas cabe destacar todo el valle del Miño.
Joyas arquitectónicas escasas, una catedral mediocre y una muralla que rodea la ciudad. A todo lo dicho añadir un puerto muy bonito y así ya tendrás una pequeña idea de esta capital gallega.
Próximamente te seré mas extenso, de momento solo me queda decirte que espero tus noticias.
Recibe el afecto de tu mejor amigo,

Ramón.

P:D. Puedes escribirme a Lugo a:

“Fonda de Galicia”

Ronda Castillo, nº 24

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