viernes, 13 de junio de 2014

Francesc Raspall 8 de Diciembre de 1938






 
 
Campaña 8 Diciembre 1938
A Francesca Lladós
Sabadell
Amiga: llegados a nuestro destino, lo primero que hago -es decir, lo primero después de comer- es escribirte cuatro líneas para informarte que ya no estamos en el mismo sitio que estábamos. El viaje, por suerte sin ningún incidente, resultó un poco largo. Actualmente estamos entre dos pueblecitos de la misma provincia en la que estábamos, y en una masía, que si bien no reúne las condiciones que se pueden desear, está bien situada –cerca de la carretera-, y desde ella se divisa un paisaje airoso. Los algarrobos la rodean, y los olivos la adornan.
Ahora, al volver del permiso, uno recuerda los momentos pasados entre las personas queridas y amigos, y la melancolía se apodera de nosotros… ¿Quién sabe cuando nos volveremos a ver?... pero así es la vida, la guerra.
Cuando te vaya bien, puedes pasar por mi casa –y tuya-, c/Ferràn i Clua, 14, a recoger los negativos que me pediste; van acompañados de una fotografía.
Francesca, quiero recordarte, que un día te hablé de mis sentimientos, y si bien no me diste ninguna esperanza positiva –como recordarás- me dijiste que más adelante quizás nos entenderíamos. Han pasado algunos meses, y ahora nuevamente vuelvo a ti como entonces y pregunto: Francesca, ¿crees tú que reúno las condiciones necesarias para hacerte feliz?... Respóndeme francamente. Tú ya me conoces. Yo soy “el mismo” que antes. Si lo que te digo te ofende o molesta dalo por no dicho. Comprende que me interesa en gran manera, pues de tu respuesta depende uno de los acontecimientos más grandes de mi vida.
Desde que me he incorporado, esta idea hierve en mi pensamiento, y ha sido tu recuerdo el que en más de una ocasión me ha dado ánimos. A veces he pensado –y no sé porqué- que seré correspondido, y otras –y tampoco sé porqué- me he visto poca cosa para ti… Esto y el haberte visto el pasado lunes es lo que me ha hecho decidir a decírtelo, -mejor dicho- a recordarte lo que un día te dije. Francesca, por una vez te ruego que me tomes en serio. Sea cual sea tu respuesta, pienso que por tu parte no hará variar en nada nuestra buena amistad.
Espero tu respuesta con ansiedad, si es buena para mí,… y si no, esperaré…
Bien Francesca, me despido; pienso que no por esto dejarás de responderme… Con un fuerte apretón de manos, del que desea ser considerado más que un amigo
Francesc Raspall

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