Vic, 23-4-38
Amiga Françesca:
Como ya te escribí, ya
estoy en Vic: esto es una ciudad de iglesias y conventos por todas partes,
aquí por ahora estamos muy bien, que dure nos conviene. Ahora te
explicaré un poco como ha ido todo esto, ya hacía días que nos lo
esperábamos, el cambio de casa digamos, ha sido muy accidentado; el
día 18 nos pagaron hasta el día 20, lo que me hacía mal pensar, sobretodo el que nos pagasen hasta una fecha que no fuese fin de mes o la
quincena. El día 20 a las dos, nos enterábamos que nos darían la
cena a las cinco y que marcharíamos hacia Vic a las cinco y media.
Después de arreglar los trastillos y haber cenado, fuimos a la
estación. A las seis, marchó el tren en medio de gritos y cantos,
con una gran despedida por parte del pueblo de Igualada. Bordeando el
río Anoia fuimos pasando pueblecitos, pronto llegaron las montañas
de Montserrat haciendo un semicírculo nos la pudimos repasar toda;
después vino Martorell con el puente del Diablo, en el mismo sitio
de siempre, sobre el río Llobregat; después los llanos de Sant Boi
cubierto de árboles frutales y hortalizas. Ya se hacía oscuro, por
fin llegamos a la estación de Magoria, siendo las 9,30 horas de la
noche, aquí nos tuvieron prácticamente una hora parados, cuando ya
nos adormecíamos, nos hicieron ir hacia la estación del Norte a
pie, bajo una lluvia de la que me acordaré toda la vida, como todo
estaba a oscuras no veíamos donde poníamos los pies y pronto
quedamos mojados como peces, todos íbamos en fila, uno detrás de
otro, como una manada de corderos, pero tuve suerte de la cazadora,
de otra manera hubiera quedado remojado, a punto para hacer una
esqueixada.
Por fin llegamos a la estación, donde nos querían hacer formar,
pero todos hacían lo que querían. Con el calor de todos nosotros,
humeábamos del agua que nos había caído encima, nos acomodaron en
un tren que estoy seguro que no había un sólo vagón que fuese
igual, aquello era un muestrario para llevar a un museo mejor que
para quemar, incluso alguno no tenía ni puertas, a nosotros nos
tocó un departamento de 10 plazas, pero al día siguiente me di
cuenta que íbamos tan estrechos, que en lugar de 10 éramos 15. A la
1,30 después de silbar la máquina siete u ocho veces, el tren
empezó a moverse, más bien dicho a saltar, ya que al
menos en el vagón que íbamos pienso que las ruedas eran cuadradas; a
paso de tortuga desapareció Barcelona de nuestros ojos, pasando por
Montcada , Mollet y Granollers, aquí después de una hora más o
menos continuamos, pero parece que no podía, sea como sea después
de Figaró, tuvieron que partir el tren y mientras la primera mitad
iba hasta la otra estación, unos se entretenían haciendo fuego, los
otros iban a las casas de payés
a comprar conejos y se los comían allí mismo a las brasas, nada,
aquello era jauja. Nosotros, el Ripollés y otro chico que se llama
Lladó, que seguramente tú lo conocerás del centro excursionista, y
yo, buscando por las casas de payés,
nos
encontramos una que nos vendió un gran vaso de leche que era muy
buena, ya hacía días que no habíamos probado una como aquella.
Tuvimos que correr un poco dado que las dos máquinas ya volvían a
venirnos a buscar, y así a cada estación, iban haciendo lo mismo,
ahora unos ahora los otros , haciendo viajes. En el pueblo de
Centelles, que era una de las paradas, que duraban incluso horas,
encontramos una buena gente que primero nos dijeron que no tenían
nada para vender, nos enviaron a otra casa para ver si nos vendían
lechugas o alguna cosa para aderezar, ellos nos las aderezarían,
por lo que fuimos y dando dos reales, nos vendieron 10 o 12 lechugas.
Se las llevamos , nos las aderezaron poniendo cuatro aceitunas, cebolla, ajos
y coliflor. Nada, que nos quedamos llenos, suerte tuvimos entonces como ya ves, si nos hubiésemos fiado de los militares, me parece que ya
estaríamos muertos de hambre, además nos dieron un huevo para cada
uno , digo nos dieron porque no nos quisieron cobrar nada. Por aquí,
se ve que hay muy buena gente .
Por
fin llegamos, después de pasar por Balaña , Tona, Seva y Taradell,
estaciones con cuatro casas, ya que los pueblos no se veían por
ningún sitio, llegamos a Vic, era la una y media de la tarde, nos
hicieron formar, ninguno sabía de nuestra llegada, nos hicieron dar
una vuelta por la ciudad, después nos hicieron volver atrás, y por
fin después de no comer, nos hicieron volver otra vez atrás , hacia
un ex-convento de monjas de clausura, las salas y habitaciones del
cual, no tenían más que una ventana que daba a un patio
interior, con una cisterna que era la única agua que había, pero
como al lado había un subterráneo de donde salía una peste que no hacía ni pizca de gracia, bajamos a ella por las paredes de una gran
sala subterránea, estaba todo lleno de nichos abiertos mostrando los
restos de monjas allí enterradas, aquello hizo que en seguida se
le llamase el cuartel de los muertos.
Nos
dieron 64 judías y después a dormir, que por almohada teníamos el
embaldosado, pero el sueño nos durmió
pronto.
Cuando ya todo el mundo dormía, unos gritos nos despertaron,
haciéndonos vestir otra vez, nos querían hacer cambiar de cuartel,
recuerdo que medio dormido me vestí y a la calle sea como sea. Al
cabo de media hora de estar recibiendo una lluvia muy fina que se
cala
hasta los huesos, medio me peleé con un teniente y me volví dentro
otra vez a dormir, creo
me aguantaba por costumbre, enseguida me dormí como un saco. A la
mañana siguiente después de desayunar nos hicieron cambiar de
cuartel.
Cuando íbamos a instalarnos, nos dimos
cuenta que estaba infectado de chinches y otras especies de la misma
naturaleza, por lo que
todos nos volvimos y nos
quedamos en una plaza de allí delante , nos sentamos en el suelo
dispuestos a no volver a entrar a ningún convento más que estuviese
familiarizado con las bestias nombradas. Poco después vinieron
cuatro oficiales pidiendo explicaciones, la gente del barrio atraída
por el alboroto
que armamos
vinieron a hacernos preguntas. Después de mil explicaciones , todo
era una lluvia de ofrecimientos para que fuésemos a dormir a sus
casas. A
nosotros,
los tres ya mencionados, unos comerciantes de la misma plaza nos
ofrecieron
acogernos. Después
del rancho de la comida, nos hicieron comer , tanto si
queríamos como si no,
un par de bistecs cada uno
¡que buenos estaban! Y además nos los comimos
en la mesa con tenedor y cuchillo, que
ya
hacía 41 días que
no los hacíamos
servir.
Además por la noche pudimos dormir
en un par de camas, sobre colchones
, sábanas limpias, manta de lana, como en casa, hasta nos sabía mal
de ensuciarlas.
Si no llegan a gritarnos pienso que
todavía estaríamos durmiendo;
aquí
no tenemos a nadie que nos mande, como bien podríamos decir, estamos
incontrolados. Nos pasamos las horas paseando por la ciudad , en cada
calle hay más de una iglesia o convento, vamos a la biblioteca a
leer y a escribir.
Hay una particularidad,
todas las calles en vez de nombres van numeradas, y además
vayas donde vayas, siempre, sin darte cuenta acabas llegando a los
arcos, lugar que es como si dijésemos la Rambla de Sabadell, aquí
todo el mundo se pasea arriba y abajo.
Es la plaza porticada. Nada que
ahora estamos muy divertidos, hoy que era
día de mercado había
una gran animación, los payeses llevan más o menos
de todo muchas verduras,
tengo entendido que en Sabadell va racionada,
ya que
aquí hemos visto varios conciudadanos nuestros que venían a
proveerse. Ahora
aquí no sabemos que nos harán hacer ya lo veremos.
La
dirección para escribirme es la de la casa donde ahora nos alojamos,
aquí te la envío, espero que ahora ya me podrás escribir pues
supongo que ya habrás acabado los exámenes y habrás tenido muchos
excelentes.
Antoni
Casanovas
Pl.
Martirs nº 9
Vic
(para
entregar a J. Ribas)
Tal
vez te extrañarás por esta carta quilométrica pero como tenemos
bastante tiempo, bien vale la pena aprovecharlo.
Aquí
ya hemos reseguido todos los monumentos artísticos, hay mucha
abundancia de calles estrechas con conventos e iglesias a cada paso
hay mucho más comercio que en Igualada, tres cines, dos bibliotecas,
la catedral con su campanario románico de siete pisos, restos de un
templo romano un puente sobre el río que lleva el nombre de la
comarca, el Matagalls y las Agudes
blancas
de nieve pues
se ve
que así como aquí nos ha llovido continuamente, allí ha caído una
buena nevada, también se ve el Tagamanet
en medio del valle por donde se separan las comarcas del Vallés y
Osona,
por el norte si el día es claro vemos perfectamente las crestas
blancas del Pirineo, todo es muy pintoresco . Un
día
de estos si continúa nuestra situación de incontrolados, tenemos
ganas de
hacer
una excursión hasta las Guillerías , las ganas están, eso no quiere
decir que hoy ya parece que nos quieren cortar las alas. Pero
nosotros hacemos como que no sabemos nada y vamos haciendo lo que
desde que hemos llegado te he contado ir arriba y abajo, entrar en
las tiendas para curiosear para ver que tienen. Hoy mismo como era
domingo nos hemos levantado a las nueve, hemos ido a una lechería,
nos han servido dos vasos de leche que estaban para chuparse los
dedos, mientras estábamos han venido un par de uniformados han
tocado la trompeta y el otro ha leído un papelito diciendo que
fuéramos hacia el cuartel para tomarnos la filiación, nosotros
hemos esperado a las diez y hacia la biblioteca a terminar esta carta
y después leeré un rato hasta las 12 esperando la hora del rancho.
Bueno
acabo ya que estoy terminando el bloc y además no sé si tendrás
resistencia para tragarte esta carta
tan llena de faltas pero ya me perdonarás poco a poco ya veré de ir
corrigiéndome.
Da
recuerdos a todos los compañeros de A.A.E.E.I. Ya miraremos de
escribirles un día de estos.
(En
francés)
Acabo dándote un fuerte apretón de manos.
Tu
compañero
Vic
24-4-38 Josep
Ribas
Ahora
que he acabado me doy cuenta de lo
larga que es esta carta, me
he quedado sorprendido, no parece que sea mía. Oh, y aun me he
olvidado de una cosa, ya estoy enterado de las victorias de
baloncesto y de las excursiones a Can Déu, con gusto haría de uno
más en el grupo. A veces con
Ripollès
nos miramos las fotos de Sabadell y de las excursiones hechas todos
juntos.
También
quiero hacerte saber que seguramente ya estarás enterada de que en
mi casa desde hace pocos días somos uno
más,
el día que pueda venir a Sabadell ya te daré las peladillas, de
esto tengo muchas ganas pues aun no lo he visto y tengo muchas ganas
de volver a veros a todos juntos.
La
dirección ya te la he pasado más arriba esperando recibir bien
pronto carta tuya, me separo de ti con un fuerte apretón de manos.
J.
Ribas
No hay comentarios:
Publicar un comentario