Zaragoza, 2-2-41
Srta. Francisca Lladós
Sabadell
Muy recordada amiguita: Mi
ferviente deseo es que al recibir la presente te encuentres gozando
de un excelente estado de salud.
Armado de mi homicida pluma me
dispongo a darte una inyección de optimismo, que buena falta te debe
hacer, pues ya me imagino que tu ultrasensible espíritu debe estar
hecho una olla como consecuencia de la marea que impera en el
lavadero internacional; además también debes estar triste porque
nos encontramos en pleno mes de febrero o sea el mes en que las
deliciosas féminas pueden charlar menos para consuelo de la humanidad y
de los pobres casados.
Mis ocupaciones más o menos
volátiles han impuesto un silencio a manera de paréntesis en
nuestra correspondencia pero ahora que ya vuelvo a tener un poquito de tiempo, retomo nuestras
relaciones.
De momento quiero decirte que me
encuentro en Zaragoza maldiciendo los huesos a los agentes
atmosféricos pues por su culpa estoy en situación de turista
fracasado, puesto que nuestro material ya se encuentra incorporado a
su nuevo destino, o sea, Alcalá de Henares y aquí sólo quedan
los aparatos con sus respectivas tripulaciones. Como se nos
llevaron las camas y demás utensilios necesarios a toda persona que
quiera vivir tal como Dios manda, el mando nos ha dado permiso para
vivir en la ciudad y así lo hago aunque gasto un dineral.
Bien, después de esta serie de
disertaciones inútiles tengo el gusto de pasar a tratar de lo que
más interés ofrece a dos personas, que como tú y yo, están
ligados por unos pensamientos comunes, sin que eso lo interpretes mal
pues ya sabes bien a que hago alusió; se trata, solamente, de
comentar la evolución que van tomando los acontecimientos
internacionales. Sería inútil que mi pluma poco expresiva intentara
describirte la inmensa alegría que siento todos los días al leer en
la prensa los progresos que hacen nuestros amigos italianos en el
norte de África y otros lugares que no están al norte tales como
Abisinia donde se ve que el dichoso Negu ya vuelve a hacer de las
suyas y hace volver negros a los muy dignos representantes del
Imperio Italiano. Es una alegría que no sé en qué se inspira pues
verdaderamente los ingleses no me dan nada ni yo a ellos y quien dice
a mi, dice a la grandísima manada de anglófilos que pululan por
estos mundos de Dios; pero verdaderamente analizando la cuestión se
llega a la conclusión de que toda persona que se tenga como tal no
puede por menos de simpatizar con la causa gloriosa que defiende la
Gran Bretaña; en efecto defendiendo a la Gran Bretaña nos
defendemos nosotros pues su causa es la nuestra. Los diarios cada día
nos informan de una serie de noticias a cual más alarmante sobre la
inminencia de graves acontecimientos.
La prensa de aquí, a pesar de ser neutral (?), no deja de reconocer que Inglaterra es una
potencia formidable y sus recursos son inagotables, si a ellos
sumamos la fuerza terrorífica de los Estados Unidos no hace falta
pensar mucho para darse cuenta de que la gran Alemania se encuentra
delante de un hueso un poco duro de pelar, a pesar de toda su gran fuerza
"kolosal".
Me atrevo a creer que si el
Reich no toma una decisión bien rápida será Inglaterra quien
primero enseñara los dientes pues actualmente se está armando de
una manera insospechada con la ayuda yanqui que cada día es más
intensa, a pesar de los discursos perdonavidas que acostumbra a hacer
Hitler. Roosevelt es un ingrato pues no sabe ver que el Reich está
animado de las más pacíficas intenciones hacia el nuevo continente
y sólo aspira a protegerlo tal como a los demás países que tienen
la inmensa suerte de bostezar bajo su zapato militar.
Hitler no se fía de Francia, el
gobierno de la cual se encuentra nadando entre dos aguas a
consecuencia de tener a los alemanes en casa e impresionada por los
desastres ingleses en Libia. Estoy firmemente convencido de que
Alemania está perdida pero también es seguro que antes de
desaparecer del mapa dará un golpe final de desesperación parecido
a los gestos que hace una persona en sus momentos finales, pero pese
a quien pese y pase lo que pase la victoria nadie podrá quitársela
al Imperio Británico ayudado por EE.UU, por lo tanto con más
entusiasmo que nunca grita conmigo: Viva Inglaterra ya que de momento
no podemos decir
¡¡¡VIVA CATALUÑA !!!!!!
Recibe un cordial abrazo de tu incondicional amigo
Ramón.
No
escribas hasta nuevo aviso.
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