HOSPITAL MILITAR
DEL
GENERALÍSIMO FRANCO
BILBAO
12 de Enero de 1.940.
Srta: Francesca Lladós
Castellet
Sabadell
Apreciada amiga: A su
tiempo recibí la tuya, la cual contesto con un poco de retraso, lo
cual tendrás de perdonarme.
Hay una causa que
seguramente puede justificarme un poco. El cambio de dirección. Te
contaré. El Hospital en que estaba antes, ya no existe, nos han
trasladado a otro. Iralabarri se llama, como comprenderás, con el
trajín del traslado, a más el organizar de nuevo la documentación,
expedientes, etc; nos ha representado un poco de trabajo, tanto así,
que nos hemos pasado poco más de diez días sin salir a pasear.
Ahora ya de vuelta a la acostumbrada normalidad, me apresto a
escribirte.
Pocas cosas tengo hoy por
contarte. Estoy de guardia en la oficina. Fuera está nevando. El
frio se deja sentir bastante; parece que el Año Nuevo ha venido con
mucha frescura. ¡Año Nuevo!, vida nueva… ¡quién no ha hecho al
principiar el 1940, sus planes, sus proyectos, para emprender una
vida nueva!... Yo también los he hecho… Al transcurso del tiempo,
se agravan más los problemas de lo que ha de constituir nuestra vida
futura. Tengo frente a mí, la perspectiva de unos ocho o diez meses
más de “mili”, perspectiva que no me asusta, pues como sabes
estoy en un buen destino. No obstante no deja de preocuparme el que
con mis 21 años próximos a cumplir (el día 14 de éste mes), sin
oficio ni carrera acabada, tenga que afrontar nuevamente dentro de
poco menos de un año, los problemas y las preocupaciones de la vida
civil… Claro que podré entrar a trabajar en un Bar, del cual mi
padre es socio capitalista, pero no me resigno, aún cuando mis
estudios son pocos e incompletos, a ser un triste camarero toda mi
vida. Tu sabes que en éste mundo, todos ambicionamos algo… y
natural es que yo también lo ambicione. Veremos si con voluntad, que
no ha de faltarme (aunque esta a veces de poco vale), puedo salir
airoso…
Perdona éste pequeña
expansión, es quizás propio del ambiente en que vivo.
De la tuya te diré que
no me ha extrañado tu retraso, más cuando ya estaba advertido con
anterioridad. Me entusiasma la idea de verte ocupada como dices, y
más si cabe, en una labor que haces a gusto.
Me dices que la
disminución de tu correspondencia es de tan ínfima importancia para
nosotros,
que casi podríamos calificarla de nula. Para los otros,
no sé que representará, pero para mí es de tan gran importancia,
que de perderla, me sentiría tan apenado, como con la pérdida de un
hermano.
Referente al programa de
las “fiestas pasadas me limitaré a decirte que no lo he pasado del
todo mal, pero como en casa tampoco, ni mucho menos.
Por hoy no te haré mi
acostumbrada sección de “información”, pues el sueño ya
empieza a apoderarse de mí; son las once y media, y la cama me
aguarda.
Recibe un afectuoso
saludo, que espero hagas extenso a tus familiares, de éste tu amigo
incondicional
Francisco Raspall
Ni nueva dirección:
Jefatura de Sanidad
Militar de Vizcaya
B i l b a o
Perdona las faltas de la
máquina, pues he cambiado y aún no la conozco muy bien
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