Sabadell
Querida amiguita
Francesca:
¿Cómo decirte que
verdaderamente siento muchísimo el haber tardado tanto en
corresponder a tu grata del mes pasado?; quisiera presentarte mis
excusas, pero no, no puedo hacerlo, ya que ni yo mismo llegaría a
creer, por mas justificadas que fuesen, que pudieran haber sido
motivo para no escribirte antes, a ti, la más simpática y diligente
de cuantas he conocido. Espero impaciente me impongas el castigo que
bien merezco, aunque te pido por favor, que como tal no tardes en
escribirme enviándome tus agradables noticias que para mí, -juntas
con las demás de la cuadrilla- son, la alegría y el dulce sueño
que hace revivir felices recuerdos. Te pido pues que me perdones, y
te prometo que en lo sucesivo seré el más diligente de tus
corresponsales (que supongo deben ser muchos).
Si alguien tuviese que
cargarse con la culpa de mi prolongado retraso, indudablemente seria
el buen tiempo el responsable de tal pecado, ya que gracias a él,
-en cuanto el trabajo lo permite dejamos la oficina hartos de estar
cerrados en ella todo el día-, podemos expansionarnos paseando, unas
veces limitándonos a hacerlo por el interior de la ciudad, o, las
más, por las orillas de la magnífica ría bordeada de altos
eucaliptos y verdes pinos; otras, con más ganas de alejarnos lo
posible de la ciudad y de nuestro encierro, nos lo tomamos como
pequeñas excursiones, que se prolongan por los pintorescos
alrededores, hasta las cimas de las pequeñas montañas que la
dominan, desde donde se puede apreciar –como digno premio al
esfuerzo efectuado para llegar a la altura-, magníficos paisajes,
parecidos muchos de ellos a los de nuestro Vallés, ricos en colorido
a los que la Ría, y más allá, el mar, dan con la variedad de los
tonos de sus aguas, un aspecto tan espléndido, que su contemplación
nos hace cada momento más agradable. ¡Ah! Cuánto me gustaría
tener una buena máquina fotográfica, para llevarme un buen recuerdo
gráfico de estos magníficos parajes. El día que efectúe una
excursión “chula” te enviaré la reseña para que veas que no he
perdido la afición.
¿Será verdad que has
olvidado qué es y que representa la figura del pequeño esquiador?
Es mi mascota y… ¿no recuerdas?; ignoro donde pudo haber ido a
parar el doble, pero yo guardaré buen recuerdo con él, de quien me
lo regaló, aunque la gentil damisela que me obsequió con tal
presente, haya olvidado a quien se lo hizo. Seguramente no te habrá
servido su recuerdo para otra cosa que para hacer el irónico
comentario de mis aptitudes artísticas, que bien sabes no pueden ser
peores; no obstante te pondré un croquis que, si recuerdas que tuve
que hacer uno de broma, no tardarías en adivinar lo que representa.
Celebro que vuestras
excursiones, como siempre, sean tan divertidas, pero he de decirte
que las “escaladas”, no me acaban de convencer; verdaderamente
creo que son manías y, estoy de acuerdo con la Teresa, de que, la
falta de “seny” pueda llegar a hacer tantas cosas. ¡Ah! Eso de:
“subidas y bajadas como galletas
al pozo”, es sorprendente, no sabía que las galletas se subiesen o
bajasen a los pozos con una cuerda (aquí
Rogeli juega con el sonido de la palabra “cubos” en catalán).
Preferiría firmar en la libreta de un buen hotel, a la de la más
alta de las cumbres difícil de escalar.
Hace unos días recibí
la gran noticia, para mí, de que mi pobre padre se encontraba por
fin en casa. No sabes la inmensa alegría que se siente cuando al
recibir tamaña noticia, al saber que con ella vuelve una familia al
camino del bienestar y de la tranquilidad. Celebraría que lo mismo
sucediese con los familiares de nuestros buenos amigos y amigas,
Miñana, Serra y Fornells, tu futuro cuñado y como también nuestro
querido profesor Escoda al que os ruego deis mis recuerdos y me deis
asimismo sus noticias.
Recuerdos para tus
familiares y todos los y las de la cuadrilla, tú recibe un fuerte
apretón de manos de tu buen amigo
R. Izquierdo
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