Alcalá de Henares, 23 de Marzo de 1942
Señorita Francesca Lladós
Sabadell
Querida amiga
o,
mejor “Estrictamente amiga Francesca":
Oportunamente recibí tu magnífica carta-misal, de fecha 13 del mes en curso. Seguramente que la sola lectura de estas líneas preliminares te hará suponer que mi moral se encuentra notablemente reforzada desde aquel día en que te redacte mi última, y haciendo honor a la verdad he de decirte que ni aquel día ni ahora se encuentra desviada en lo más mínimo de su línea normal. Una narración más o menos patética de unos hechos desagradables no significa que yo me encontrara aniquilado por el peso de las circunstancias, si no que quería decir que yo te hablaba con el corazón en la mano tomando por base la ilimitada confianza que te tengo.
Oportunamente recibí tu magnífica carta-misal, de fecha 13 del mes en curso. Seguramente que la sola lectura de estas líneas preliminares te hará suponer que mi moral se encuentra notablemente reforzada desde aquel día en que te redacte mi última, y haciendo honor a la verdad he de decirte que ni aquel día ni ahora se encuentra desviada en lo más mínimo de su línea normal. Una narración más o menos patética de unos hechos desagradables no significa que yo me encontrara aniquilado por el peso de las circunstancias, si no que quería decir que yo te hablaba con el corazón en la mano tomando por base la ilimitada confianza que te tengo.
Con este continuo convivir entre
gente y elementos hostiles he cogido este temple de carácter que tu
nombras en la tuya, tratando, con tus acertadas palabras, de prestar
un poco de consuelo a mis aflicciones, y esta propiedad es la que me
permite vivir mi existencia animado de un constante optimismo que me
da fuerzas para mirar riendo todas las adversidades.
Te agradezco infinitamente el
sentimiento que expresas en la tuya al hablar de estas cosas, pero he
de decirte, Francesca, que ojalá que todas las pruebas a que nos
somete el destino fuesen de esta naturaleza.
Puedes creer que he sentido una
vivísima emoción al leer la enumeración que haces, tan bien hecha,
con tu estilo de expresarte que tanto me gusta, referente a las
incidencias pasadas por tu parte en aquellos días en que yo buscaba
obtener de tus labios un “si”, que tú te has empeñado en
considerar como imposible basándote en ejemplos y pruebas
completamente equivocadas.
Los sentimientos no se pueden
esconder y yo sabía que no te era indiferente, aunque estas palabras
puedan ser exponente de una tonta vanidad, pero verdaderamente no
comprendía las razones que te movían a tratarme de aquella manera,
para mi, injusta.
Dos conceptos completamente
errados figuran en tu carta y son estos: Según tú, me merezco una chica
superior a ti, y también tienes la frescura de decirme que sólo
te conozco superficialmente.
El siguiente concepto es el
ejemplo que tomas siempre de la desacertada convivencia existente en
tu casa y que yo encuentro muy dolorosa.
Pasaré a rebatir el primero. He
tratado en el transcurso de mi existencia con un montón de chicas de
todas las condiciones sociales y he tenido ocasión de ver que
incluso en las altas esferas donde por sus recursos las chicas
estaban obligadas a tener cultura superior y gran don de gentes, no
me era posible encontrar una chica que se expresase con tanta
naturalidad y aplomo como lo haces tú. Esto unido a tu gracia
personal y a que perteneces a mi mundo social suscitó mi afecto por
tu persona. Ahora bien ¿En qué sentido tiene que ser superior esta
chica hipotética que tu citas?, en belleza no será, y puede que
te refieras a bienes materiales. Si es este el caso te diré que no
será nunca feliz un matrimonio realizado por egoísmo y en este caso
es más acertado que en el nuestro, el refrán de “no sólo de pan
vive el hombre”. Nunca se avendrán dos seres que no posean
pensamientos comunes aunque tengan abundancia de recursos. Algo de
esto ha influido en la ruptura de relaciones que he tenido con
Montserrat, o sea, mi último “tormento”.
En lo referente a lo de conocerte
no quiero dármelas de listo pero me atrevo a creer que durante el
espacio de tiempo que vengo tratándote he tenido un poco la ocasión de
penetrar en tu modo de ser.
Tienes mucha razón cuando hablas
del triste caso que enturbia la felicidad de tu casa, pero esto no es regla
para hacerte suponer que a ti te puede pasar lo mismo.
En fin, no quiero cansarte más,
hablando de un tema que me tienes vedado y por lo tanto pasaré a
informarte de alguna otra novedad.
No sé si en mi anterior te decía
que a mi Padre le han hecho pagar 100 pesetas para las ánimas como
consecuencia de su afición a leer determinados papelitos británicos.
Yo he prometido recuperar las 100
del ala y actualmente estoy llevando a término un eficaz
procedimiento de “Recuperación”.
Dispuesto a no ceder ante ningún
obstáculo he logrado ponerme en relación con determinadas esferas
que me facilitan cualquier información, libros y prospectos sólo
con pedirlos. La natural discreción me impide ser más explícito y
por lo tanto lo dejaré para una entrevista personal.
En virtud de una reciente
disposición dictada por el Estado Mayor del Aire se han suspendido
los vuelos militares a toda España.
La Aeronáutica Nacional está de
duelo, y no puedes imaginarte la gran tristeza que produce la
contemplación de un campo de Aviación inactivo, los aparatos
permanecen enfundados en la línea de vuelo como si fueran pajaritos
heridos.
Para los que hacemos del aire un
nuevo elemento de vida es muy triste no poder volar.
Muchos días voy a sentarme encima
de la cabina de mi fiel 27-28 y allí reflexiono largamente y
entonces tengo ganas de acariciarlo como si con este acto pudiera
transmitirle mi gran tristeza.
Los EE.UU. se han empeñado en no
querer enviarnos gasolina porque, según ellos, la reexpedimos a
naciones beligerantes, y nosotros pagamos las consecuencias de esta
manía del tío Sam.
Tengo un mes de permiso concedido
pero no podré disfrutarlo hasta el 20 de Abril, por conveniencias
del servicio.Puedes creer que tengo unas ganas
locas de alejarme por unos días del ambiente militar pues en Madrid
se ha puesto la situación de una manera tan exagerada que nos hacen
la vida imposible.
Como botón de muestra te
enumerare algunas de las ventajas que tenemos concedidas:
1ª. Al llegar a cualquier
estación madrileña te encuentras inevitablemente con una amable
vigilancia militar que te invita a desabrocharte el abrigo para
cerciorarse si luces el traje reglamentario.
2º. No se puede pasear por Madrid
antes de las seis de la tarde ni después de las ocho y media de la
noche.
3º. Queda terminantemente
prohibido fumar por la calle, llevar paquetes en la mano por pequeños
que sean, pararse delante de los escaparates y cogerse del brazo de
una chica aunque uno acredite que está casado, tampoco se puede
entrar al “cine” a butaca y hay que ir al vulgar gallinero.
Resumiendo que vale más colgarse.
Perdona mi letra infernal pero es producto de mi constante
precipitación.
La presente la he escrito reloj en
mano y ahora puedo darme cuenta de que he tardado aproximadamente 45
minutos.
Sin más novedades pondré punto y
final no sin antes repetirte que puedes disponer incondicionalmente
de tu amigo
Ramón
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