Málaga, 4 de Noviembre 1939
Señorita Francisca Lladós
Sabadell.
Encantadora amiguita: Otra vez tomo
esta fértil pluma para dirigirme a ti.
No sé que será de tus graciosas
andanzas por este Sabadell de mis ensueños. Supongo que continuarás
riendo como siempre, con tu deliciosa boquita en que nunca puede
faltar una provocadora sonrisita. Me imagino la dulce impresión que
te causarán estas líneas, lo más probable es que lo primero que se
te ocurrirá pensar será: “Que tonto”. Procura escribirme
alguna carta por corta que sea pues para mí tendrá un gran valor y
una gran ilusión aunque vana con tu especial temperamento. Pero eres
mujer como todas y algún día uno que otro mortal tendrá la dicha de
poder decir que tu le quieres. Bien, basta de este color. A ti te
dejo encargada de saludar a los amigos que veas y les das muchos
recuerdos; no puedo escribir a todos porque me falta tiempo puesto
que aquí aprovechamos mucho el tiempo, en efecto, por las mañanas
nos dan una dosis de instrucción militar y luego clases de teoría y
por la tarde práctica, es decir que estoy en mi elemento en cuanto
al aspecto profesional se refiere.
Igualmente saluda si tienes ocasión
a alguno de nuestros profesores que quizá en su tiempo podrán serlo
otra vez.
Aquí, felizmente somos bastantes
compadres por no decir compatricios, pues en el caso contrario sería
una vida bastante solitaria desde lo moral.
Me gusta escribir a los amigos pues
paso un rato muy agradable ya que me imagino que estoy hablando.
Cuando te dignes escribirme te suplico que seas franca conmigo y dime
si puedo tener alguna esperanza de verme correspondido o bien dame la
calabaza final eliminatoria porque estoy sufriendo y cualquier día
voy a cometer un infanticidio. Cómo no tengo otra novedad para
contarte me despido afectuosamente de ti
Ramón Batalla.
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