viernes, 12 de abril de 2013

Magda Fornells 1 de noviembre de 1939

 
 


 
¡Primero de noviembre! Cuantos y cuantos pensamientos vuelven a mi mente en esta fecha, alegres primero, tristes después. Es como si se reprodujesen en una pantalla las escenas de mi vida de dos años atrás.
Recuerdo primero los días felices y llenos de alegría que se sucedieron a los gloriosos de la inauguración de nuestro siempre añorado Instituto. Todo fue alegría, hasta el día lluvioso, como si la Naturaleza llorara con nosotros, aunque silenciosamente, la marcha de los primeros de nuestros queridos compañeros de estudio.
Pero el destino nos tenía reservados otros desengaños. No sabíamos que pocos días después otros compañeros más jóvenes todavía y tan queridos como los primeros nos dejarían.
El vacío fue todavía más grande, pero el Instituto aparentemente seguía igual. Nadie habría descubierto en el fondo de aquellos jóvenes alegres y alocados, un corazón lleno de añoranza y amor hacía los compañeros ausentes.

Fueron días tristes los que sucedieron a estos; en todos nuestros hechos, jugando, estudiando, en las conversaciones con los compañeros llegados cuando ellos ya estaban fuera, siempre el tema de nuestras conversaciones era contar los hechos más sobresalientes y las gracias de nuestros añorados compañeros. Cuando llegaba a nuestras manos una carta de uno de ellos, la alegría era grande, se leía en clase y todos querían ser los primeros en leerla. Estaban contentos, no les faltaba humor ni entusiasmo y todavía sabían hacernos reír con sus salidas.
No sabíamos tampoco que siete de ellos no volverían, Martínez, Valls, Durán Vila, Canet, Comas y Pascual. Estos nombres no se borrarán nunca más de nuestra mente y cada uno de ellos nos recordará un querido compañero que cayó, y un dolor que ni el tiempo que todo lo borra podrá hacernos olvidar a ninguno de nosotros, a los compañeros de penas y alegrías de estudiantes y es por eso que dedicamos estas humildes letras, que no quieren ser un trabajo literario a los familiares de los caídos, como recuerdo de nuestro cariño y de nuestro dolor por su pérdida.

Magda Fornells

Barcelona, 1 de noviembre de 1939  

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