lunes, 11 de marzo de 2013

Florenci Mimó 8 de junio de 1939



Vitoria, 8 Junio 1939


Queridas amigas: Aprovecho para escribiros la oportunidad de que hoy es fiesta y reina mucho silencio por aquí, cosa generalmente desacostumbrada cuando estamos todos reunidos.

Teresa, comprendo la gran alegría que tuviste con las cartas de Luís; yo también me alegre grandemente al ver por el mismo que estaba bien y de verdad que satisface y anima el ver su optimismo rebosante que da confianza y aleja el pesar. Haces bien en confiar ya que así se hace más soportable la separación y además si podéis escribiros a menudo te parecerá que converses con él.

Me habría gustado acompañaros en vuestro viaje que no dudo fue interesante, recorrer con tranquilidad los parajes que fueron escenario de la guerra con todas sus tragedias; espero poder leer algún día las memorias escritas que de él guardáis y así poder hacerme cargo completo de vuestras peripecias.

Os deseo podáis aprovechar el buen tiempo que la primavera proporciona para recorrer los añorados parajes del Vallés, que no por conocidos dejan de presentar siempre nuevos atractivos y tengo muchas ganas de poderlos contemplar de nuevo junto a vosotros. Es verdad que por aquí vamos a hacer casi diariamente excursiones por los alrededores de la ciudad, que tienen su carácter especial y realmente no son feos. Grandes prados de un verde tierno, sembrados de infinidad de flores y unos hermosos árboles a cuya sombra da gusto sentarse en los intervalos de reposo que nos deja la instrucción. ¡Qué diferencia de las fatigosas marchas de guerra, bajo un sol abrumador y con las cantimploras vacías de agua, teniendo que acampar a lo mejor en un llano despoblado de árboles y lleno de polvo! La paz da a todo un aspecto más risueño y a la sombra de sus alas bienhechoras la gente ha reanudado sus quehaceres y los surcos del arado vuelven a dejar en la tierra rastros de

fecundidad.

Ahora a esperar, con la esperanza de que algún día volveremos a la vida normal, junto a los seres añorados y volverán los días felices de calma imperturbable.

Recibid, a través de estas letras mi afecto imperecedero.

Vuestro amigo,

Florencio.

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